La planificación financiera como arma contra la crisis

[dropcap]L[/dropcap]a ausencia de una planificación financiera y económica fue la razón principal de la quiebra del gobierno de Puerto Rico. Desde mediados de la década de los noventa, las diferentes administraciones se alejaron de las mejores prácticas fiscales y comenzaron a gastar muy por encima de los ingresos. Así se crearon los famosos déficits estructurales, que se financiaron tomando prestado, (emitiendo deuda) creando una peligrosa bomba que explotó en el 2015.

A pesar de que estos déficits se agudizaban, no se tomaron las medidas correctivas, y eventualmente el gobierno entró en quiebra. Luego, el gobierno entró a sindicatura federal bajo la Ley Promesa, a partir del 2016.

La quiebra del gobierno ha tenido un efecto directo en el pueblo. Gradualmente, la ciudadanía comienza a cambiar sus conductas financieras y tener un mejor nivel de responsabilidad en el manejo de sus temas económicos.

Desde el 2014, los principales indicadores económicos reflejan una mejoría en las finanzas personales.

Los niveles de endeudamiento y la radicación de quiebras se han ido reduciendo, lo que es positivo para la economía. En el 2012, las quiebras radicadas llegaron a su nivel más alto con 12,000 casos.

Una cultura de planificación financiera

Contrario a las prácticas gubernamentales, la ciudadanía debe comenzar a crear una cultura de planificación financiera que le permita enfrentar los retos aún vigentes. Una organización adecuada de las finanzas personales puede ser un arma muy poderosa para cualquier persona, y más aún dentro del actual contexto de dificultad económica.

No podemos olvidar que la economía es la ciencia que estudia como una sociedad se organiza para satisfacer las necesidades ilimitadas del ser humano, con recursos limitados. La manera en que la sociedad y sus componentes (individuos) se organicen para lograr maximizar sus objetivos económicos, será de gran utilidad y valor.

La planificación financiera es la estructura que le permite a un individuo o una familia, definir una serie de objetivos y la manera de ejecutarlos para obtener unos objetivos financieros que garanticen el bienestar económico.

Una buena planificación financiera debe comenzar definiendo bien los objetivos que se quieren alcanzar, y pueden variar de acuerdo con la edad de la persona, sus ingresos y otras variables.

Un presupuesto

Para facilitar esto, cualquier ejercicio de planificación debe comenzar con el desarrollo de un presupuesto. Este ejercicio permitirá identificar los ingresos y los gastos, dentro de un nivel de jerarquía.

El presupuesto puede ser personal o familiar, y al desarrollarlo se podrá tener un cuadro claro de las finanzas, para poder así tomar el resto de las decisiones. Este ejercicio podrá determinar si la persona gasta más de lo que tiene, lo cual sería un problema, o si sus ingresos son mayores al gasto (escenario ideal), o si sus ingresos y gastos están nivelados. Esto último impediría generar ahorros, lo cual es importante.

Se recomienda tener ahorros equivalentes al ingreso de seis meses de trabajo. Igualmente, los expertos recomiendan ahorrar entre el 10% y el 15%, de los ingresos de una persona.

El ahorro es vital para poder enfrentar un imprevisto o emergencia. Igualmente, el ahorro es el punto de partida para alcanzar otros objetivos como comprar un hogar, financiar la educación de sus hijos o planificar el retiro.

Otro aspecto importante es que la planificación financiera es un proceso dinámico que debe ir adaptándose con el pasar de tiempo. Igualmente, es ideal incorporar a los hijos a este proceso y promover una discusión de los temas financieros dentro del hogar e incorporar a sus hijos.

Mientras más temprano los hijos entiendan la importancia de manejar adecuadamente sus finanzas, más temprano ellos comenzarán a prepararse financieramente para los retos de los actuales tiempos.

Por último, una buena planificación financiera debe incluir coberturas de seguros (vida, salud, incapacidad, propiedad, cáncer), un programa de retiro, un componente para financiar la educación de sus hijos, y la sucesión.

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