Cenizas de AES están contaminando aguas subterráneas

El estudio evidencia que la montaña está liberando cantidades elevadas de químicos.

“Hace tres semanas, el vecino de aquí arriba murió de cáncer del pulmón y otro que vivía aquí al lado murió de lo mismo el año pasado”, relató en voz baja. “Ese no tenía 60 años”.

Mientras miraba sus manos y contaba a cada uno con los dedos, agregó que en la calle D otro amigo menor de 50 años “ya tiene el mismo diagnóstico y a Héctor le sacaron unas placas en las que salió con un montón de manchas por el cuerpo. Ese ya lo tiene rega’o”.

Erasmo tiene 71 años de edad y vive desde hace 65 en el sector Santa Ana de Guayama. Sus padres llegaron al lugar cuando la zona todavía estaba cubierta por un cañaveral.

Ahora, rodeado por una pobreza distinta a la del siglo pasado, en una zona copada por industrias multinacionales como las farmacéuticas Baxter y Pfizer, y la carbonera AES, el jubilado de la Autoridad de Energía Eléctrica no deja de preguntarse por qué tanta gente en su comunidad de 400 casas sufre lo que llamó “una epidemia de cáncer”.

“Aquí detrás hay tres con cáncer de próstata”, continuó, “y allí nada más, en una calle del sector San Martín, han muerto siete personas de cáncer. Pero en Miramar han muerto un paquetón más”. Las comunidades Santa Ana, San Martín y Miramar ubican a menos de una milla de la planta de AES.

“Eso es alarmante, y lo peor es que ya la gente ni se espanta. Cuando te dicen que fulano o fulana tiene cáncer es como si te dijeran que agarró un catarro”, lamentó.

De acuerdo al Registro de Cáncer de Puerto Rico, entre los años 2004 al 2014 Guayama se mantuvo entre los diez municipios de más alta incidencia en la isla. Pueblos vecinos como Santa Isabel, Arroyo y Salinas ocuparon el tercer, cuarto y quinto lugar de la lista, respectivamente.

Y a estas preocupaciones, Erasmo ahora deberá añadir otra: el agua, ya que indicios de radiactividad, además de rastros de arsénico, cromo, selenio y molibdeno han sido descubiertos en las aguas subterráneas de AES en Guayama, empresa que durante al menos cuatro años ha acumulado sobre 400 mil toneladas de cenizas de carbón a la intemperie, sin nada que proteja el suelo y los acuíferos de la potencial contaminación.

El estudio, pagado por AES y realizado entre agosto y noviembre pasado por orden de la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA en inglés), evidencia que la montaña de cenizas está liberando cantidades elevadas de químicos al agua subterránea y que esa contaminación ya se desplaza del lugar, incluso en dirección al mar, reconocieron por separado cuatro expertos consultados por La Perla del Sur y el Centro de Periodismo Investigativo.

“La montaña de desperdicios está liberando químicos peligrosos al agua subterránea y ya fluye fuera de la zona de la planta”, advirtió Lisa Evans, abogada con más de 25 años de experiencia en litigios ambientales y asesora de Earthjustice, organización de derecho ambiental con larga trayectoria en Estados Unidos.

“Si hay residentes consumiendo agua de fuentes subterráneas cerca de la planta, (esto) podría ser un riesgo para su salud”, recalcó.

En las comunidades circundantes a AES hay familias que se sirven de agua de pozo “porque entienden que es mejor que la de Acueductos”, señaló por su parte Aldwin Colón Burgos, un vecino del sector Miramar en Guayama.

Los resultados del nuevo examen podrían revelar un problema aún mayor, ya que desde el año 2004 otras dos millones de toneladas han sido descartadas sobre suelo de 12 municipios de la isla, sin ningún tipo de material protectivo que impida que los elementos tóxicos de las cenizas se transfieran a tierra y agua, mediante la lluvia o las escorrentías.

Las dos millones de toneladas fueron utilizadas como relleno en proyectos residenciales y comerciales, además de carreteras y estanques de retención de agua en localidades como San Juan, Caguas y Toa Alta. De igual modo, en Juncos, Ponce y Mayagüez, certificó en el 2012 Ron Rodrique, vicepresidente de AES Puerto Rico.

El destino de otro millón de toneladas producido por la carbonera de Guayama es desconocido. Ni siquiera la Junta de Calidad Ambiental (JCA) tiene constancia de la ubicación exacta de estas descargas, como reconoció en una carta al Senado de Puerto Rico la presidenta de esa agencia, Tania Vázquez Rivera. En Puerto Rico, esta agencia ejerce funciones reguladoras.

Desde enero de 2016, el Centro de Periodismo Investigativo y La Perla del Sur han solicitado entrevista con Manuel Mata Merino, presidente de AES Guayama, pero este no la ha concedido. El ejecutivo tampoco respondió esta semana a otro pedido formulado por ambos medios. Aunque se le ofreció la posibilidad de una entrevista por teléfono, el relacionista de la empresa, Julio Sainz de la Maza, indicó que “Lamentablemente el Sr. Manuel Mata se halla fuera de Puerto Rico en la reunión anual de AES Corp”.

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