Guayama reclama más acción de la Fiscalía

Ante la segunda masacre del año, ocurrida el lunes en el barrio Guamaní en Guayama, el teniente coronel José L. Díaz Portalatín, comandante del área policiaca de Guayama pidió más acción de la Fiscalía para radicar varios casos, algunos de asesinato, para controlar la actividad criminal que han desarrollado organizaciones de narcotraficantes.

Según Díaz Portalatín, como parte de las labores policiales del fin de semana, agentes de la División Drogas Guayama en unión a la división de Drogas Aibonito del Negociado de la Policía, supervisados por el teniente Raymond Vázquez, realizaron una vigilancia en el Residencial Fernando Calimano, donde se logró el arresto de cuatro individuos, uno de ellos era el presunto dueño de un punto de drogas. A estos, alegadamente se les ocupó una pistola Glock modelo 17, calibre 9mm; cargador tipo tambor con capacidad de 50 municiones; otro cargador capacidad de 30 municiones y 81 municiones calibre 9mm.

Poco antes de que ocurriera la masacre que cobró tres vidas en la tarde del pasado lunes, en el negocio El Campesino, conocido como el negocio de Beno, la Fiscalía decidió no radicar cargos.

El Jueves Santo, los agentes de la División de Vehículos Hurtados allanaron la residencia de un comerciante, donde ocuparon tres guaguas hurtadas que se presume fueron utilizadas por sicarios, armas, drogas y chalecos antibalas.

Durante el allanamiento, se informó que se ocupó un rifle con silenciador -para el que el intervenido no tiene licencia- alrededor de 800 balas y cargadores, algunos tipo tabor para rifles de asalto. En la intervención fueron ocupadas 2.2 libras de marihuana; 119 gramos de cocaína y $4,040 en efectivo.

Sin embargo, el comerciante que trabaja en una empresa familiar de negocios de venta de pollo frito, quedó en libertad tras la determinación de la fiscal Johaira Rodríguez, a quien los agentes le hicieron la consulta el jueves, de que citaran para ayer, cinco días después de la intervención.

Mencionó que se tienen casos pendientes contra dos delincuentes apodados Caca y Balita, que no se descarta estén vinculados a la masacre.

De otra parte, los dos individuos fueron intervenidos en la tarde del lunes por agentes de la Policía, en el sector Acueductos de la comunidad Cimarrona, cerca de donde fue abandonada la guagua hurtada Kia Sportage azul que utilizaron los sicarios que perpetraron la masacre, pero fueron dejados en libertad, al concluirse que no estaban vinculados con la mortal balacera.

La guagua, así como grabaciones de cámaras de seguridad y otra evidencia levantada están en manos de los agentes del Cuerpo de investigaciones Criminales (CIC) de Guayama, quienes manejan un sinnúmero de confidencias sobre el móvil. Una de ellas apunta a que podría tratarse de una venganza contra los individuos que recientemente le dispararon en el barrio Olimpo a un narcotraficante vinculado al fugitivo federal Nelson (El Burro) Torres Delgado.

Otra teoría señala una venganza por una balacera el sábado en Arroyo, de la cual las víctimas no han querido hablar.

Solo uno de los tres hombres asesinados, identificado como Ángel Gabriel (Gaby) Ocasio Rivera, de 35 años de edad, vecino del barrio Corazón, tiene antecedentes por infracciones a la Ley de Armas, drogas violencia de género. Tenía pendiente un caso de posesión de un arma que no se la había radicado.

Sin embargo, no se ha determinado si era la persona a la que buscaban atacar.

Versiones policiales no identifican al supuesto objetivo del atentado, quien habría salido ileso.

Otra de las víctimas fue identificada como Misael Marrero Velázquez, de 26 años de edad, vecino del barrio Corazón, quien no tenía expediente criminal y la tercera víctima como el mecánico Isidoro Berríos Valentín, de 53 años de edad, oriundo del barrio Corazón, y quien residía en el estado de Florida y estaba de visita en la Isla.

Los heridos, un hombre de 51 años de edad, y otro de 46 años, fueron alcanzados en las piernas y estaban fuera de peligro.

Gaby murió en el acto y Misael cuando era transportado al hospital e Isidoro mientras recibía atención médica. Todos recibieron heridas en el área de la cabeza y cuello.

En la escena se ocuparon casquillos de bala. No se ocuparon armas de fuego.

La guagua utilizada por los asesinos figura hurtada en Carolina el pasado año; pertenecía a una casa de alquiler de automóviles. La guagua será examinada por peritos en busca de evidencia.

Fuente: elvocero.com